Desde el Centro del Campo: El Deportivo Táchira, las camisas rosadas y la intolerancia

Fernando Cámara

El fútbol nacional en los últimos años ha crecido de manera significativa, “El Fenómeno Vinotinto” iniciado en la Era Páez fue la que prendió la mecha.  Aunque la evolución no ha sido la que debería, sigue siendo más que antes. Hoy en día, todos los equipos de primera división tienen barras que los apoyan cada fin de semana.

 

Sin embargo, existe mucha intolerancia entre las hinchadas. Frecuentemente podemos ver hechos de violencia entre las mismas; producto de la intransigencia, por el simple hecho de pensar distinto y de sentir pasión por una camisa diferente (Ojo: Son algunos, no todos). Igualmente, han imitado a las barras argentinas y no solo en los cantos, también en su accionar.

 

El fin de semana pasado, unos fanáticos del Deportivo Táchira invadieron el terreno de juego porque no les gustaba el uniforme que llevaba el aurinegro, quienes salieron a jugar con una camisa rosada apoyando la causa contra el cáncer de mama. Cabe destacar, que esta noble iniciativa es mundial.

 

Foto: Prensa Deportivo Táchira

El juego fue suspendido y Pueblo Nuevo también. El club debe buscar una sede a doscientos kilómetros de distancia para poder efectuar sus cotejos de local. Este hecho tan vergonzoso deja varias preguntas:

 

Si eran tan pocas personas reclamando, ¿por qué los  efectivos de seguridad no pudieron con ellos? Hay que preguntarle a la Guardia Nacional y al club. No puede ser posible que no sean capaces de controlarlos. Es inaudito, aunque cosas similares han sucedido muchísimas veces, es imposible perder la capacidad de asombro.

 

¿Por qué la FVF deja que unos cuantos desadaptados dañen el espectáculo y no terminan de buscar la manera de solucionar la violencia en las gradas? Eso debe responderlo el ente federativo. A los agresores no los castigan de forma ejemplar, no son fichados y vuelven a entrar a los estadios como si nada.

 

Es tanta la intolerancia que, ¿no pueden entender una bella iniciativa? Los que han tenido familiares y seres queridos que han sido víctimas del cáncer (el autor de esta nota es uno de ellos) saben lo duro que es. Los que reclamaron el domingo en San Cristóbal o no han pasado por eso o sencillamente tienen la sensibilidad de un témpano de hielo.

 

Foto: Prensa Deportivo Táchira

¿Algunos miembros de barras sienten que tienen tanto poder que pueden hacer lo que les plazca? Eso sucede cuando el problema no se maneja desde un principio, se le dan largas al asunto y llega un momento que es incontrolable. El fútbol es un espectáculo que no puede seguir siendo perjudicado por unos cuantos que creen que están por encima de todo. Esos que se hacen llamar amantes del deporte terminan alejando a muchos de los estadios por sus actos. Es una pena pero es así.

 

La polarización y la violencia generalizada que se vive día a día ha tocado desde hace un tiempo una de las cosas que parecía inalcanzable: el fútbol. Si se quiere que el balompié siga creciendo en Venezuela y que nuestra sociedad mejore, se deben tomar medidas con la mayor inmediatez posible porque mientras se avanza un paso, estos acontecimientos hacen que se retrocedan dos.

 

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