FIFA.com.- El vestuario de Venezuela es una locura, gente saltando aquí y allá, cantando, agitando sus brazos, las toallas, los mantos vinotintos que usaron para ganarle a Uruguay. La energía está al mínimo después de tres tiempos suplementarios consecutivos pero a (casi) todos les explota el pecho por haber llegado a la primera final de un torneo FIFA de su historia. El casi es porque hay alguien que está en modo avión. Algún saltito, un canto, pero la sensación que lo domina es la tranquilidad. Así es Wuilker Fariñez.
«Estar todos juntos y dejarle la oración a Dios. Eso fue lo que más nos emocionó», responde el súper héroe de Venezuela cuando FIFA.com le pregunta por el mejor momento del festejo en el vestuario de Daejeon, tras ganarle a Uruguay la semifinal de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA República de Corea 2017. En un camerino con semejante carga de adrenalina, Wuilkerariñez se quedó con el que mejor lo define.
En esa introspección, en esa seriedad hacia el exterior que impresiona para un chamo de apenas 19 años, está parte del secreto de un arquero que se adueñó sin estridencias del partido más importante de la vida de su país. No sólo tapó dos penales en la definición. Tuvo al menos cuatro paradas vitales, tres extraordinarias, para mantener viva a su selección en el partido.
«La más difícil fue el tiro libre de [Federico] Valverde. Sabíamos que podía patear el centro o patear al arco, pero estaba más pendiente del centro. Por suerte pude llegar», revela. En la definición le atajó a J.L. Rodríguez y, para ganar la serie, a Nicolás de la Cruz. El 11 venía de marcarle el 1-0 también de penal, Fariñez le había atajado un penal a lo Panenka en el Sudamericano. Pero el arquero no lo llevó a ese terreno.
«No es un duelo personal y era el momento de pensar en mi país. Era meternos en la final de un Mundial. [Antes de que pateara] elegí el lugar. Con los estudios que llevamos más lo que uno sabe como portero se me pudo dar».
Además de haberse mantenido invicto desde el comienzo del torneo hasta el minuto 118 de los cuartos de final, Fariñez se convirtió ante Vanuatu en el primer arquero en marcar en un Mundial Sub-20. “Tengo que agradecerle al profe que me ayudó a que pudiese hacer historia”, dice, pero no le gusta quedarse en algo personal. Prefiere hablar de lo que está consiguiendo este plantel con humildad pero mentalidad de hierro.
«Tenemos que tener presente que somos Venezuela. Que somos un equipo, un país, que viene en crecimiento y estar en una final del mundo es un cambio que estamos buscando desde hace tiempo. Nos venimos creyendo que este es nuestro momento desde hace dos años y medio, mentalizándonos de que podemos ser los mejores y que tenemos que tener fe. Que hoy seamos finalistas nos llena de mucho orgullo».
Su ambición es tal es que sólo visualiza ser campeón del mundo. «Estamos mentalizados así. Si no pensamos en eso va a ser un fracaso». ¿Un fracaso perder la primera final de la historia de su país? «Personalmente me lo tomaría un poquito así porque estamos ante una oportunidad que no podemos desaprovechar».
Sus compañeros dicen de él
«No tengo dudas de que es el mejor portero del mundo»
Ronald Hernández, defensor.
«Lo miraba a los ojos y sabía que íbamos a ganar»
Ronaldo Lucena, mediocampista.
«Transmite su seguridad y seriedad a todo el grupo»
Sergio Córdova, delantero.