Octavio Estrada
Prototipos Media
La exhibición que ofreció el caraqueño Carlos Alberto Lavado Jones en la temporada 1986 fue la mejor de su trayectoria de casi tres lustros en las pistas de todo el planeta, al adjudicarse junto al equipo Venemotos-Yamaha la mitad de las doce válidas que formaron parte del calendario del Campeonato Mundial de 250cc.
Fue el segundo título sumado por el bigotudo caraqueño de 30 años de edad que no desaprovechó la primera ocasión en la que pudo contar con una moto con apoyo directo de la fábrica Yamaha. Pero el camino hacia la consagración estuvo lleno de historias y anécdotas que formaron parte de la tercera y última corona mundialista alcanzada por la escudería Venemotos que tenía su base europea en la italiana población de Lugo di Romagna.
El responsable de la victoriosa planificación de 1986 fue Vito Ippolito, hijo mayor del fundador del equipo, Andrea Ippolito, el hombre que en 1975 había llevado a la consagración internacional a un desconocido adolescente llamado Johnny Cecotto. El “viejo” Andrea no llegó a disfrutar los títulos que iba a cosechar su nuevo pupilo Carlos Lavado, al fallecer a comienzos de 1983, tarea que tuvo que asumir Vito, al tomar las riendas deportivas cuando contaba con 29 años de edad.
Hoy Vito Ippolito es el máximo dirigente del motociclismo mundial – inició su segundo mandato de cuatro años al frente de la Federación Internacional de Motociclismo – y evoca con gusto y satisfacción aquella temporada en la que Carlos Lavado se alzó con su segunda diadema mundialista en la clase 250cc.
“En 1986 el equipo Venemotos iba a contar por primera vez con una moto oficial asistida directamente por Yamaha – recuerda Vito Ippolito – se trataba del regreso oficial de la marca que presentó la YZR que buscaba responder lo alcanzado por Honda el año anterior cuando se llevó el título con Freddie Spencer con la NSR. También fue la primera vez que Venemotos tenía un patrocinante, al acordar con la marca alemana de cigarrillos HB, que estaba buscando un piloto y un equipo ganador y gracias a la sugerencia de Roberto Gallina, que tenía el equipo en 500cc, nosotros logramos el acuerdo”.
Después de conquistar su primera corona en 1983 con una Yamaha privada preparada por el ex campeón venezolano de los años cincuenta y sesenta, Ferruccio Dalle Fusine, Carlos Lavado no pudo repetir en las ediciones 1984 y 1985, años en los que tuvo que conformarse con finalizar en el tercer lugar, aunque en la última fecha realizada en Misano Adriático, pudo manejar por primera vez la novedosa bicilíndrica YZR con motor V-Twin con doble árbol de levas, la primera moto oficial que la firma de los tres diapasones inscribía en los mundiales luego de más de una década.
Lavado era considerado uno de los mejores pilotos del Continental Circus, pero para retornar a lo más alto resultaba imprescindible contar con el apoyo oficial de la fábrica, acuerdo que se selló a fines de 1985, además de sumar el patrocinio de la marca alemana HB, tabacalera que buscaba un equipo de punta en la división del cuarto de litro para enfrentar a las firmas rivales Marlboro y Rothmans que auspiciaban a los germanos Martin Wimmer y Anton Mang.
“Carlos Lavado era uno de los pilotos más rápidos del Mundial, sino el más – afirma Vito – Recibimos dos motos oficiales de Yamaha y las otras dos se las dieron al alemán Martin Wimmer. Fue un año espectacular, aunque no fue sencillo y en cada carrera se presentaron numerosas anécdotas, partiendo desde la primera válida en Jarama, en España, donde Carlos ganó la carrera, aunque la suerte estaba de su lado porque se cayó en la primera vuelta, pero habían detenido la carrera por un accidente y eso le permitió regresar a los pits, se subió en la moto de repuesto que estaba guardada en el camión y esta vez no cometió errores y triunfó”.
Con tres triunfos y un segundo lugar en las primeras cuatro fechas, Carlos Lavado encabezaba con buen margen la clasificación con 57 puntos (entonces el ganador recibía 15 puntos y sólo sumaban los diez primeros), seguido de Anton Mang con 39 y Martin Wimmer con 38, pero en el Gran Premio de Yugoslavia, Lavado se cayó y no sumó luego de marcar la pole position y el récord de vuelta.
En Rijeka, trazado que hoy se encuentra en territorio de Croacia, Carlos Lavado ofreció una demostración pocas veces vista: al tener una mala salida desaprovechó la pole position y después se hizo motocross al tratar de evitar al italiano Matteoni, por lo que retrocedió al fondo del pelotón de 35 máquinas. Sin darse por vencido, Lavado comenzó una asombrosa remontada en la que llegó a girar hasta 2 segundos más rápido que sus adversarios y cuando tomó el mando, todo hacía pensar en una nueva conquista, pero inexplicablemente el caraqueño se fue al piso y allí terminó su presentación.
“En España, Alemania y Austria Carlos triunfó y quedó segundo en Italia, porque Anton Mang lo pasó en la última vuelta – precisa Ippolito – Aquella vez en Monza el patrocinante estaba contento pero yo no, porque Carlos había remontado hasta alcanzar y pasar a Mang, pero el alemán lo volvió a superar al final. En Yugoslavia vino el primer cero después de hacer la pole y el récord de vuelta, hizo una carrera increíble donde remontó desde al último al primer puesto, pero se fue el piso solito; después se impuso de punta a punta en Holanda, en Assen, una de sus pistas favoritas. Las cosas volvieron a complicarse en Bélgica al caerse en la primera vuelta bajo la lluvia, pero entonces en Francia, en Paul Ricard, volvió a ganar, carrera en la que sufrimos porque en la grilla la moto tenía una fuga por una manguera, por lo que el equipo la llevó a los pits para ajustarla. Carlos salió a tiempo y ganó, pero el equipo de Anton Mang lo protestó. La decisión se prolongó unas semanas y finalmente no prosperó por lo que manteníamos una buena ventaja sobre Sito Pons”.
La regularidad del español Sito Pons, en una de las Honda oficiales que contaba con el auspicio de la petrolera Campsa, se había convertido en el rival más difícil de Carlos Lavado, al colocarse a sólo 10 puntos del venezolano tras aprovechar la caída de éste en la primera vuelta en Spa Francorchamps, en Bélgica. Lavado vuelve a lo más alto del podio por quinta vez en el año en Paul Ricard, y así llegaba a 87 puntos, por 74 de Pons. La décima válida se cumple en Silverstone, Inglaterra, y allí Carlos es segundo con Sito tercero, por lo que llegaron a la penúltima válida, en Suecia, separados por 15 puntos, es decir, un triunfo.
“En Anderstorp, para variar, también tuvimos momentos de mucha tensión debido al clima incierto – concluye el actual presidente de la FIM – Carlos y Sito Pons se habían puesto de acuerdo después de la clasificación de montar el mismo tipo de cauchos para la carrera. Nosotros montamos los de lluvia, pero cuál fue la sorpresa de Carlos de ver a Sito en la grilla con los de seco. Se dio la largada y Carlos tomó la punta en lo húmedo, pero el asfalto comenzó a secarse y Pons se fue al frente, si ganaba había que esperar hasta la última válida, pero unas vueltas después la lluvia volvió a caer, y eso permitió a Carlos alcanzar y superar al español. Cuando todavía faltaban dos o tres vueltas, varios pilotos empezaron a caerse en un punto de la pista, le indicamos al director de la prueba que el peligro aumentaba y decidió detener la carrera que ya había superado el 75% de la distancia. Sin embargo, cuando vio la bandera a cuadros, Carlos dio una vuelta extra, porque en sus cuentas todavía faltaba para el final… Ese triunfo le aseguró el título mundial a Carlos y al equipo HB Venemotos-Yamaha”.
Con el título en el bolsillo, Carlos Lavado llegó al epílogo, el GP de San Marino pautado e la pista de “casa”, Misano Adriático, donde otra vez mandó desde el primer lugar en la grilla de salida, pero cuando disponía de una ventaja poco menos que inalcanzable, volvió a irse al piso, en lo que fue su tercer retiro del año, todos por caídas.
Los números de Carlos Lavado en la triunfal campaña 1986 en la blanca y amarilla moto identificada con el número 3 fueron simplemente contundentes: 6 victorias, 7 pole position, 3 récords de vuelta y en la suma final 114 puntos, seguido del escuadrón de motos oficiales Honda NSR 250, pelotón que encabezó el español Sito Pons con 108 unidades, el francés Dominique Sarron con 72, Anton Mang con 65 y Jean François Baldé con 63. El otro piloto oficial de Yamaha, Martin Wimmer, arribó sexto con 56 tantos, sin triunfos aunque con 4 pole position.
Después de alcanzar su segundo título mundial en la clase del cuarto de litro, Carlos Lavado se incorporó en el selecto grupo de los más ganadores en la historia de los 250cc, palmarés que lo dejó en el octavo lugar con 17 conquistas, igualado con leyendas como el surafricano Kork Ballington, los japoneses Tetsuya Harada y Daijiro Katoh, así como el español Jorge Lorenzo, estadística que permanecerá por siempre en poder del teutón Anton Mang con 33 conquistas.