Las leyes de España no entienden la alegría de marcar un gol

Kristian Lizcano

Foto: Eurosport

Luego de 8 duros meses un crack vuelve a la cancha, ese es David Villa. En su primer partido bajo el mando de Tito Vilanova anotó un verdadero golazo de esos que nos tiene acostumbrado, con rosca y al otro extremo del arco, imposible para los metas rivales, pero ya se censura lo que hace que nuestros vellos se ericen, gritemos de alegría, broten lágrimas de nuestros ojos y los sentimientos salgan a flor de piel, el gol, esa es la esencia del fútbol.


 Villa marca luego de un largo tiempo en cama, tiempo en el cual se perdió grandes partidos, tales como: la Eurocopa, una final de la Copa del Rey, la semifinal de la Champions League, el partido de despedida de Josep Guardiola y un sin fin de tristezas más, censurar la celebración de Villa lo haría un paciente de manicomio.


Pero la culpa de tan absurdo castigo la tiene las marcas y sus acuerdos millonarios, las televisiones y sus contratos cargados de dinero, los directivos de las diferentes ligas de fútbol y sus tontos compromisos publicitarios. Censurar el festejo de Villa es igual a quitar la libertad de expresión a un medio de comunicación, callarle la boca a un periodista, quitarle el micrófono a un testigo, no tomar la declaración de una víctima, en pocas palabras, censurar el gol del asturiano es reducir la emoción a nada.


Hay festejos más reprochables, el de Villa no hacía daño a nadie, no llego a perjudicar a alguna institución, el suyo no llevaba ningún mensaje subliminal y mucho menos debe verse como un agujero en el reglamento, sólo fue la muestra más pura de emoción y agradecimiento para su familia luego de apoyarlo durante los meses más largos de su carrera y luego llegar a verlo a hacer lo que mejor sabe: marcar goles.


 Según dicta el artículo 91 del reglamento  de la RFEF, relativo a las celebraciones en España, hace alusión a quien «SE ALCE LA CAMISETA Y MUESTRE CUALQUIER CLASE DE PUBLICIDAD, LEMA, LEYENDA, SIGLAS, ANAGRAMAS O DIBUJOS, CUALQUIERA QUE SEA SUS CONTENIDOS O FINALIDAD SERA SANCIONADO». Es exagerado el artículo, tanto que parece irónico, las mismas marcas que en su momento pretendieron sacar provecho de los jugadores a cambio de dinero, aparezcan en las primeras planas sin tener que pagar absolutamente nada para estar en publicidades televisivas.


Es completamente absurdo tratar de apagar el fuego que emana de un jugador luego de anotar un gol. Más difícil aún es cuando el jugador que marco el gol, es el mismo que estuvo varios meses bajo una almohada sin el balón como su amigo y compañero, sin una fanaticada que lo haga olvidarse de los problemas, sin el cariño de su afición que lo olvida todo al verlo dormir el balón en las redes del rival.


La sanción económica impuesta a David Villa por levantarse la camiseta del Barcelona y enseñar la fotografía de sus esposas e hijas con la frase «imposible sin vosotras», en alusión al apoyo incondicional que le mostraron sus acompañantes en este largo trecho que debió recorrer en su recuperación en simplemente tanto absurda como lamentable. Sería distinto si alguna de las pequeñas se hubiera mostrado tomando una soda, fumando un cigarrillo o vendiendo algún whisky. El gol es sagrado, como sagrado es el festejo de un jugador que trasmite la alegría a su fanaticada.


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