Fotos: EFE
Los dichos, para algunos, no son más que frases vacías inventadas por quienes intentan, en momentos de desesperación, sentirse mejor. Para otros, sin embargo, son el relato corto de una serie de vivencias -buenas o malas- que sirven, al mismo tiempo, para nutrir el resto de las experiencias ajenas. De todas maneras, al final dependerá del ojo con qué mires las cosas.
Siendo así, dicen que “el que quiere, puede”, y no por casualidad, Marco Scutaro, jugador de los Gigantes de San Francisco, quien hoy celebra su cumpleaños número 37, puede ser el principal protagonista de esta frase, y es que el de Yaracuy, a la calladita, consiguió ser en esta temporada de las Grandes Ligas, uno de los más valorados por su juego, por su disciplina en el plato, pero sobre todo, por sus ganas de jugar y de demostrar que cuando el esfuerzo existe, inexorablemente cosas buenas pueden llegar a suceder.
No obstante, la historia no siempre se ha decantado por un pelotero considerado por la opinión pública, como indispensable. Bueno, para la mayoría. Otros podrían admitir haberlo subestimado y como referencia, decir que Scutaro viene de ser traspasado por los Rockies de Colorado, equipo con el que sólo jugó 95 encuentros. Incluso, yéndonos más atrás, el historial del segunda base se ubica así: Mets de Nueva York (2002-2003), Atléticos de Oakland (2004-2007), Azulejos de Toronto (2008-2009), Medias Rojos de Boston (2010-2011), hasta los anteriormente mencionados Rockies y, finalmente, su equipo actual, Los Gigantes de San Francisco.
Su carrera, sin embargo, aun llena de satisfacciones justificadas -obtuvo el premio al “Jugador más valioso” de la Liga Americana, al conseguir en la Serie de Campeonato disputada contra Los Cardenales de San Luis, 500 de promedio, con 14 imparables en 24 turnos, cinco anotadas, cuatro remolcadas y tres dobles. Además, recién llevó a Los Gigantes de San Francisco, al título de la Serie Mundial, al conectar el hit que remolcaría la carrera de la diferencia en la décima entrada, dándole el triunfo a su equipo, cuatro carreras por tres, sobre los no tan inspirados Tigres de Detroit- también ha sido salpicada por encuentros menos agradables.
Las lesiones, el talón de Aquiles de todo atleta, fue un duro hueso de roer para un Scutaro que, aunque en condiciones adversas, nunca se dejó vencer. Los dolores en su hombro izquierdo, desde el 2010, cuando jugaba para Los Medias Rojas, dan muestra de lo dicho en principio: el que quiere, puede.
No concebía la idea de mantenerse en la banca a pesar de las dolencias y, por el contrario, decidía estar a la orden del manager, a pesar de las dolencias. Jugaba sin casi sentir su brazo izquierdo. Hubo veces en las que no podía sacar el bate ni poniéndola. Hasta que al final, conoció el diagnóstico: una hernia discal entre la 5ta. y 6ta. vértebra que presionaba los nervios de sus músculos.
Sin embargo, operarse no era una opción, porque según los doctores, eso significaba perder 20% de movilidad y en los planes de este batallador del campo, estaba seguir jugando. Así fue como con masajes y terapias, ha ido sobrevellando una realidad que sigue allí, aunque para muchos imperceptible, porque todos son testigos de lo hecho por el de Los Leones del Caracas, a la calladita, como también se dijo inicialmente.
Incluso, en el segundo juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, Matt Holliday, de Los Cardenales de San Luis, se barrió tan agresivamente sobre él que ocasionó un fuerte dolor en su parte izquierda de la cadera que le obligó a abandonar el juego.
En definitiva, son los momentos de apremio los que de alguna manera parecieran inspirar a un pelotero que, a día de hoy, continúa haciendo las cosas sin el reconocimiento de muchos, podría decirse. Pese a eso, después de igualar a Hideki Matsui (con los Yanquis en 2004), Albert Pujols (con Cardenales en 2004) y Kevin Youkilis (con Medias Rojas en 2007) en la cantidad de hits conectados en una Serie de Campeonato y a Cody Ross y Alvin Dark, con sus 10 partidos consecutivos pegando de hit, en la racha más larga en la historia de los Gigantes en postemporada, muchos han tenido que virar su atención hacia el camarero y, probablemente, a partir de ahora, ésta se mantenga por mucho tiempo más.