Proyecto Niños de la Selva, las sonrisas del Auyantepui

Nair Castillo

Prensa Proyecto Niños de la Selva

La sonrisa de los niños de la selva venezolana es un bálsamo para el alma de cualquier ser humano; es amplia y llana como la sabana en la que corren y juegan. Sus ojos llenos de pureza brillan cuando les das un lápiz, sí, un lápiz que para cualquiera de nosotros es sólo eso, pero para ellos significa la garantía de seguir estudiando. Sus risas, tan inocentes y alejadas de la tecnología, son la mejor melodía que pueda tener el sur del Auyantepui.


Corren cuando nos ven llegar desde el aire. ¡Qué hermoso es un niño corriendo hacia uno! Todo el amor del mundo pareciera estar concentrado dentro de cada uno de esos cuerpecitos que parecieran volar, como si por un instante estuviésemos en la Tierra de Nunca Jamás de Peter Pan.


El protocolo indica que luego de recibirnos en su lengua pemón, debemos saludar individualmente a  cada uno de los niños de Kavak. Sus pequeñas manos albergan el futuro de su aldea, alguna risa se deja colar mientras un niño trajeado como un tigre con cachos se mantiene estoico en su rol.


No creo que exista un coro de voces en el mundo que supere el canto de los niños de la selva. El Auyantepui, hogar del salto Ángel, pareciera hacer una reverencia en honor a las notas blancas que en Pemón y en español nos aprietan el corazón. Hay que esconder las lágrimas. La tristeza no debe pasar a los niños. La creencia indígena dice que puede enfermarlos. Es difícil no llorar cuando uno siente que en ese himno o en aquella canción que habla de Venezuela, te están entregando todo y que lo que tú le estás llevando es poco.


El proyecto Niños de la Selva, del empresario y expedicionario Tony Velázquez, llega desde hace 15 años a las comunidades indígenas del valle de Kamarata (Kavak, Kamarata, Awaraparu (Kamadak) , Arawatoy, Santa Marta y Uruyen), 248 niños (78% de los cuales estudian) y 5 escuelas del sur del Auyantepui, todas levantadas con gran esfuerzo, precarias, pinturas vencidas, pupitres arrebatados por el tiempo y bibliotecas que lucen como chinchorros, eso sí, limpias y ordenadas. La visita es bianual; antes del comienzo de clases, para proveerlos de útiles escolares, ropa y medicinas, y en Navidad con el regalo del Niño Jesús. Claro que las medicinas siempre están en la lista de donativos, en la selva no hay farmacias, ni boticas, ni ambulatorios… los médicos hacen la rural en comunidades grandes, así que a veces se necesita caminar o rodar en bici para solicitar la asistencia.


¡Las bicicletas! El medio de transporte que gracias al apoyo de cientos de personas y de la Asociación de las Naciones Unidas en Venezuela, MRW, Corrección Visual, Sanitas Venezuela, Casa Tropical, Venezuela Eculturistica, Radiotrans, Acuagrafics y varios particulares  se hizo realidad y que ha permitido a los niños acortar la distancia entre sus hogares y la escuela. Usualmente tardaban 3 horas en ir y 3 horas en regresar. Ahora, minutos.


La logística para llevar los donativos es complicada, porque no hay teléfono y para utilizar el internet es por turno y en algunos casos, semanal. Las escuelas quedan en los márgenes de los ríos, no están una al lado de la otra. Así que armar el viaje requiere de tiempo y paciencia. Los costos son elevados, en especial el de la gasolina… 60 bolívares el litro, por lo que cualquier traslado, sea en avioneta o en curiara que son los únicos medios de transportes en estos lugares tan remotos.


Si quiere formar parte del proyecto intégrese al team y sonría pese a las picadas de puri-puri (zancudos oriundos de la zona), el calor o el cansancio de viajar por horas en curiara. Si lo anterior no lo anima, pero sabe que cuando uno da parte de sí mismo a otro, el corazón se expande, lo invitamos a convertirse en nuestro patrocinante e insertar su aporte en el plan de Responsabilidad Social Empresarial de su compañía. Proyecto Niños de la Selva le dará el soporte gráfico necesario para soportar y justificar su donativo como la ley lo exige.


Proyecto Niños de la Selva forma parte de Proeco Global Expediciones, una organización de expediciones para la exploración de los lugares más inéditos del planeta en la que se resalta paralelamente sus valores naturales y culturales en las áreas de turismo y aventura. Asimismo, el proyecto está integrado por un grupo de profesionales con vocación de servicio. En nuestras filas está una representante de la Asociación de Naciones Unidas de Venezuela, una especialista en Publicidad y Mercadeo, un Ingeniero amante de la fotografía y las montañas, un Ing. Especialista en rescate y salvamento, un médico, un abogado especialista en turismo, una periodista y un expedicionario con miles de kilómetros a cuestas de labor social.


En proyecto Niños de la Selva te invitamos a dar, a compartir, a amar a Venezuela, un país que quizás no conoces.  Venezuela va más allá de lo urbano. La tupida vegetación de la selva, las mariposas azules, las libélulas azul eléctrico, sus ríos cristalinos y torrenciales reclaman la mirada de la inclusión.


Deja que tu corazón se enamore de la sonrisa de los niños indígenas del sur del Auyantepui.


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