Cuando se hizo el sorteo del cuadro de los cuartos, semis y final de la UEFA Champions League muchos apostaron a que la final sería Barsa-Real Madrid. Ambos arribaron a semifinales siendo favoritos pero no lograron llegar a Múnich. El Chelsea se encargó de que el cuadro azulgrana no revalidara su título y el Bayern de que el equipo merengue no ganara la décima.
Hoy no existen dudas de que el Madrid y el Barcelona son los dos mejores clubes de Europa, al menos en los números. Todo indicaba que se encontrarían en la final pero no aconteció, de haber sucedido iba a ser la primera vez en la historia. Las dos semis fueron diferentes y tuvieron dinámicas distintas.
El Barcelona dominó por completo ambos partidos frente al Chelsea, dispuso de muchas oportunidades para marcar y pasar a la final, no pudieron. Los Blues fueron contundentes, aprovecharon las oportunidades que tuvieron y anotaron en los momentos justos, así fue que llegaron a la final. Pocos se imaginaban que los dirigidos por Di Matteo alcanzarían esa instancia. Luego de tantos problemas estarán en Múnich, la salida de Villas Boas fue el punto de inflexión.
El enfrentamiento entre el Bayern y el Real Madrid fue muy diferente, hubo mucho más paridad y estuvo para cualquiera. El encuentro jugado en Alemania fue abierto y tuvo un ritmo de ida y vuelta. El de ayer fue distinto, el primer tiempo mantuvo la rapidez y la intensidad del cotejo de Múnich, la segunda mitad y la prórroga fueron más lentas, ambos equipos se pelearon la posesión en el medio y no se crearon tantas oportunidades de gol, fueron más aisladas. Además, el cuadro bávaro tenía una motivación extra: jugar la final en su estadio.
Como todos saben Barcelona y Madrid se enfrentaron el sábado de la semana pasada, tanto Guardiola y Mourinho rotaron muy poco, usaron casi las mismas alineaciones en los tres partidos (Champions y clásico), ¿habrá influenciado esto en la eliminación? Lo más seguro, no tanto en lo físico sino en lo psicológico. Los dos clubes se jugaban dos títulos en una semana, para cada uno fueron tres partidos de mucha intensidad y tensión, eso al final afecta. Ahora les queda recuperarse de este duro golpe, al Madrid le toca cerrar y asegurar la liga, al Barsa ganar la final de la Copa de Rey.
En el fútbol no siempre ganan los favoritos, ayer se terminó de demostrar. Era una gran oportunidad para que Real Madrid y Barcelona chocaran en una final de Champions, no se dio. En el Allianz Arena jugarán dos escuadras que al principio de temporada no eran favoritas, ni siquiera entraban en el grupo de aspirantes. Cabe recordar aquella canción: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.